Como es usual en la actualidad, nuestra forma de percibir es a través de los “Sentidos Educativos”
Las palabras son cambiadas a través de las civilizaciones ya sea por intereses políticos y/o religiosos o ya sea por los cambios culturales de cada pueblo, país o civilización.
La terminología de un pueblo es transformada en cosas diferentes a través de los siglos llegando a definir a una palabra como muchas cosas.
Lo más común que llegan Uds. a escuchar al transitar por variadas conversaciones a lo largo de vuestra vida es …. Ahhh, para mi esto significa xxxxxxxx
En este caso tomaremos como ejemplo el vocablo “Dios”
La palabra Dios procede del latín deus, sin más, constituyendo una excepción de palabra que procede de un cualitativo y no de un nominativo, como es habitual, debido a que a Deus no se le invocaba con el nominativo, sino que tan solo se describía una cualidad de la naturaleza.
Esta etimología está tan extensamente probada por todos los escritos latinos tardíos y protorromances medievales, que es increíble ver en lo que se ha transformado.
Todo otro concepto y acepción es un puro invento. Y el latín deus, no procede en absoluto del griego Zeus. Lo único que sucede es que ambas palabras derivan de una raíz indoeuropea común *dyeu-/*dyu-, que significa «luz diurna», variante de la raíz indoeuropea *deiw- (brillo, luz).
En efecto la palabra latina «deus», así como su variante «divus» (que están ambas en la base de nuestro término «Dios»), significan «ser de luz».
De esta manera eran entendidas las acciones de la naturaleza y no como dioses en los orígenes, como seres hechos de la materia de la luz y nimbados de ella.
A medida que las civilizaciones crearon los conceptos Supersticiosos/Religiosos para “Educar” y así dominar a las masas creando una Autoridad Divina que el termino Dios evolucionó de tal manera que al cabo del tiempo y de lugares llega a tener nombre como si fuera una persona.
Lo que sucede por ejemplo con el nombre Zeus (*Dyeus) tiene el mismo origen indoeuropeo.
Este origen, también está en la base del nombre Júpiter (en genitivo «Iovis», procedente de «Dyeuis»), sólo que en el nominativo se le invocaba como padre (en indoeuropeo pitar /piter), así Dyu-piter.
Téngase en cuenta que tanto Zeus como Júpiter (dioses equivalentes del panteón indoeuropeo) representan al dios del Cielo y los fenómenos atmosféricos, asociado al rayo, al relámpago y a la luz.
Los romanos no tomaron en general a sus dioses de los griegos, sino que hay una coincidencia porque estos son los principales dioses del panteón indoeuropeo primitivo, que ambos pueblos, griegos y romanos heredan. Sólo a partir del s. IV a.C. algunos dioses griegos como Apolo o Dioniso-Baco son tomados por los romanos, pero no es el caso de Zeus: el Júpiter romano es tan antiguo como Zeus, y con el contacto cultural sólo se identificaron.
En griego forma su nombre propio Zeus con la raíz indoeuropea grado cero en la primera sílaba y grado pleno en la segunda *dyew, y como es habitual en griego la yod asibiló la dental produciendo una silbante sonora Z, es decir, se origina en otra variante del radical indoeuropeo que vemos clara en el genitivo «diós» que mantuvo el grupo sin asibilar debido al cambio acentual. Esta variante en grado cero el latín sólo la empleó en el nombre propio Iupiter, de Ious-piter y originariamente *dyous-piter, en que el latín asimila la d a la yod consonantizada y la hace caer, como también es cambio fonético habitual en el latín y no en el griego. Y en efecto esta raíz indoeuropea de variantes *deyw-/ *dyew- hace referencia a la luz diurna y el brillo de la luz que en el fondo mental indoeuropeo se atribuye a los dioses, y nos proporciona también en latín el vocablo dies (día, parte luminosa del día caracterizada por la luz solar y opuesto a noche) y el nombre de la diosa Diana.
Desde el griego en cambio llega al latín el nombre Dióscuros, con que se conoce a Cástor y Pólux, que en Roma reciben culto como dioses protectores de la caballería. En griego da también el vocablo δῆλος («delos», brillante, visible, patente), que da lugar al nombre propio de la isla griega de Delos, al epíteto Delio que los griegos antiguos daban al dios Apolo, y a algún neologismo moderno de base griega como la palabra psicodélico (relativo a la manifestación visible de elementos psíquicos ocultos, relativo a la estimulación intensa de potencias psíquicas para que se manifiesten en formas visibles).
La evolución fonética de nuestra palabra Dios fue la siguiente. En deus la u breve se abre a o, y el diptongo generado por un proceso de disimilación que sucede siempre en los grupos vocálicos compuestos por vocales fuertes o medias, hizo pasar la e a i (vocal débil y cerrada), como en vinea > vinia (que finalmente dio viña). Por otro lado evoluciona la palabra divus, que también significaba dios, confluyendo en una forma idéntica: la v intervocálica cae, desaparece regularmente, como en lixiva> lejía, y la u breve pasa a o. Y tenemos en lengua vulgar romance la palabra Dios, que escribimos con mayúscula porque la religión dominante es monoteísta y sólo se concibe uno, pero que en latín escribimos con minúscula puesto que es nombre común y la religión romana tiene muchos dioses. Esta evolución que hace pasar la e latina de deus a una i se dio en castellano, en francés (Dieu) y en italiano (Dio), pero no se produjo en catalán (Déu), ni en portugués (Deus), otras lenguas hijas del latín que han mantenido perfectamente la e latina originaria. Por otro lado las palabras latinas deus y divus se originan ambas en una forma común del latín arcaico perfectamente atestiguada en la epigrafía de las dedicaciones a los dioses desde el s. V a.C., que es deivos (dios), ampliamente testimoniada en diversas inscripciones como por ejemplo la inscripción de Dueno C.I.L. I, 3, o la C.I.L. 1, 4, que reza en latín arcaico: «… iuvesat deivos quoi med mitat…» (jura por los dioses que me envía…). De la misma manera tenemos atestiguada en estas épocas la forma femenina deiva (diosa) que genera en clásico los vocablos dea y diva, en diversas inscripciones como la C.I.L. I, 632 que dice «sei deivae et deinde persaepe sacrum» (sea este rito consagrado a la diosa también luego con frecuencia). Y también una muy interesante, la C.I.L. VI, 96, que muestra ya una de las evoluciones de la palabra: el acusativo plural devas, ya con reducción de i, que con la posterior caída regular de la v intervocalica, nos daría la forma deas. En efecto deivos y deiva presentan dos evoluciones: una más cultista que monoptongó el diptongo ei en i larga manteniendo v, y generando divus y diva, y otra que redujo el segundo elemento del diptongo, manteniendo la e, y haciendo caer la v entre vocales de cercano grado de apertura (devos>deos>deus y deva>dea). Todas estas formas se basan en un vocablo indoeuropeo *deiwos que el latín asume en paralelismo con el antiguo indio y sánscrito dēváh, o por ejemplo el lituano devas o el céltico devos, lenguas que de manera muy diferente a como sucedió en el griego, han tomado la raíz indoeuropea en grado e en la primera sílaba *deyw-.
Para algunos estudiosos el concepto de dios podría ser una invención de Platón, que en su teoría de las ideas, destaca que todas ellas confluyen en una sola: la gran idea que es Amor, Belleza, etc …
Ingresando en la América Colonizada cuando los misioneros europeos llegaron a América, particularmente a la Nueva España, se sorprendieron mucho de que los nahuas utilizaran la palabra TEOTL, la cual de inmediato asociaron con la idea de DIOS. Sin embargo, y contradiciéndose en sus teorías, en ninguna de las deidades atribuidas a la mentalidad náhuatl se incluía como parte del nombre la palabra TEOTL. Así, el sanguinario Huitzilopochtli (colibrí zurdo) no se llama Huizilopochteotl, no es un dios (¿será un demonio?), Tláloc («dios de la lluvia») no se llama Tlalotéotl, tampoco es dios. Pero existe Tlazolteotl, al cual ahora llaman «dios del amor» y un Huehuetéotl, o «dios viejo», «dios del fuego». A la llegada de los europeos no se conocía en Mexico-Tenochtitlan (extensivamente «en Anáhuac») una religión en el sentido europeo de la palabra, ni se tenían dioses. Hoy día, que conocemos lo que es la energía, si aplicamos esa acepción a la palabra TEOTL, nos encontramos con que Tlazolteotl no es dios del amor sino la energía del amor; huehuetéotl no es el dios viejo, sino la energía vieja, es decir el fuego. El dios del sol, Tonatiuh, es la energía del día (tonalli = día, tiuh = teotl) la luz y el calor del sol. En lo referente al «dios» Huitzilopochtli, Sahagún lo compara con Hércules (teniendo un muy bíblico Sansón, sugiriendo detrás de las palabras que estaba al tanto de las tendencias del renacimiento), pero contradiciendo el carácter sanguinario que le atribuyen con las celebraciones en su honor, durante las cuales no se le ofrecían los abominables sacrificios humanos sino flores y cantos. TEOTL, en su acepción de energía (tetl = piedra, otli = camino) la piedra en su camino, detrás de esto lo que hace que la piedra se mueva) es muy distinto de la idea de DIOS, por lo cual no debería tomarse como una traducción válida TEOTL = DIOS.
Ingresando al hebreo el termino sería Davar/Devar en Arameo Memrá y traducido al griego derivó en Logos y en español lo han traducido como Verbo y/o Palabra.
Lamentablemente en versiones tales como en la Biblia Católica versión Reina Valera es un alboroto lo que hicieron ya que algunas veces lo traducen como Verbo y en otras como Palabra. Hablar del Davar/Memrá/Logos/Palabra/Verbo del Altísimo es un tema muy extenso, pero que las escrituras religiosas han ido sustituyendo términos dado que el humano letrado hace gala de su soberbia dialéctica literaria y filosófica poniendo palabras e interpretaciones a los escritos antiguos llegando a ser sustituido … lo que Jesus/Yeshua dijo o las palabras de Jesus fueron … por el termino Verbo o Palabra.
Por lo cual después los religiosos al “Educar” dicen lo siguiente: Yahshúa es la Palabra/Verbo de YHWH, y YHWH no puede jamás ser separado de Su Palabra/Verbo, porque Su Palabra es la esencia de lo que YHWH es.
Rev. 19:13 Estaba vestido con una vestidura rociada de sangre, y Su Nombre era llamado: El Davar/Memrá/Logos/Palabra/Verbo de (Dios).
La Palabra/Verbo tenía un significado único y muy especial dentro de los sabios antiguos Judíos. Porque fue la forma de poner autoridad a un cuento/escrito y poder así crear La Ley Los sabios judíos antiguos crearon el concepto de que la Palabra/Verbo del Altísimo era una manifestación de Él mismo siendo parte interna y externa de Él y no un ser separado o creado.
Estas interpretaciones eran y son debido a la sustitución del concepto y termino Luz por Dios.
Nos queda el análisis del término Elohim (naturales), derivado del Eloha (Naturaleza) que en su evolución fonética podrán encontrar la similitud al saludo de las tribus de Hawai .. Aloha.
Si quieres conocer más sobre el uso de la Luz, sigue las Enseñanzas Esenias.